Somos menos productivos y es culpa de la oficina. Un experto dice que el ruido agota porque nos hemos acostumbrado al hogar

16 de septiembre de 2024

El trabajo en pandemia adaptó nuestro cerebro al hogar. Ahora hace falta volver a adaptarlo al trabajo de oficina

En nuestra mayoría, el hogar nos ha condicionado a trabajar en silencio, libres de las charlas de compañeros de oficina o de ruidos de teclados (digo en su mayoría porque mucha gente tiene en casa a familiares, hijos e hijas o a otros compañeros que también teletrabajan y no hay tanto silencio).

Somos más susceptibles a los ruidos
De todos modos, según parece, este cambio nos ha hecho más susceptibles a las distracciones cuando volvemos al entorno de oficina tradicional. Dice Gleb Tsipursky, director ejecutivo de Disaster Avoidance Experts y científico del comportamiento que ayuda a los ejecutivos a tomar decisiones, que el cerebro es un órgano altamente adaptable, que cambia constantemente en respuesta a nuestro entorno (este fenómeno es conocido como neuroplasticidad).